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Foto del escritorCuarentena criminal

Todos en cuarentena, menos el crimen: Caso Comuna 13

Actualizado: 7 mar 2021

Desde 2005, la Comuna 13, San Javier, ubicada en la zona centro occidental de Medellín, ha hecho un esfuerzo de transformación social donde las paredes, contra las cuales se cometieron múltiples crímenes, se transformaron en grafitis que luchan, en un ejercicio de memoria, por ser legados de la historia para cambiar y transformar el futuro.

En la Comuna, que reviste su pasado de colores y música, la memoria histórica y los centros culturales han logrado pintar de nuevo el futuro diferente a la vida en medio de la guerra.

Llegó la pandemia y el ruido, la música y el baile cesaron. Pronto, en las calles, y ante la ausencia del Estado, el crimen salió de las grietas y brotó de los callejones ahora deshabitados.

El panorama de hoy en la Comuna 13 parece un retroceso al esfuerzo realizado por años

El panorama de hoy en la Comuna 13 parece un retroceso al esfuerzo realizado por años. En algunos barrios aumentaron las vacunas y la extorsión, e incluso se presentó un incremento del 50% de los jóvenes en los grupos armados, según señala el líder comunitario James Zuluaga: “antes de la pandemia teníamos un promedio de 25 o 30 jóvenes por cada combo y ahora tenemos entre 40 y 50”.

Entre los causantes se destaca la drogadicción y dependencia a sustancias psicoactivas, que se disparó debido a la situación de encierro, las tensiones familiares y al cierre de espacios culturales: “Como las escuelas de fútbol están cerradas, los centros culturales, los escenarios deportivos, entonces los grupos armados aprovecharon ese vacío y captaron la atención de muchos jóvenes que ahora integran sus filas”, señala Zuluaga.


Entre los sectores más golpeados destacan El Salado Parte Alta, El Socorro, Altos de la Virgen y Las Independencias, donde las casas resaltan por los distintivos trapos rojos que indican que se estaba pasando necesidad, pero ese no fue siempre el caso. Los combos aprovecharon la situación y se decidieron a tomar acción.


Los combos en la 13, durante la pandemia, demostraron no solo su presencia, sino el poder que siguen ejerciendo en el territorio

“Cuando llegaron los apoyo económicos de la alcaldía la gente no compraba mercado sino que hacía fiestas. La gente, entre menos estudiada, más duro le da. Le llega la plata y se la malgasta, la manipulan los grupos armados o son personas siempre pendientes de que todo el mundo les ayude”, señaló Zuluaga.

Esta situación, que se refiere a casos particulares, también fue validada por un habitante de la Comuna, quien reconoce que los trapos en ocasiones eran falsos: “La gente también empezó a pedir comida así no la necesitara. Ahí fue cuando me di cuenta de lo que decían: en realidad ese trapo rojo no servía para nada porque entonces estaban pidiendo los que no necesitaban”.

Los combos en la 13, durante la pandemia, demostraron no solo su presencia, sino el poder que siguen ejerciendo en el territorio, como lo afirman habitantes del barrio 20 de julio.

“Ellos siguen pasando de un lado para el otro, los seguimos viendo. Por ejemplo, hace poco hubo una pelea en una rumba de por acá y los muchachos entraron a decir que con esta situación se tenían que calmar,” aseguran dos de los habitantes consultados.



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